Esta pulsera de salud mental dice a tu jefe cómo te sientes
A primera vista, esta pulsera de silicona podría confundirse con una pulsera de salud que hace seguimiento de tu actividad física.
Sin embargo, esta pulsera llamada Moodbeam, no pretende controlar tu salud física. En su lugar, permite a la empresa hacer un seguimiento del estado emocional de sus empleados.
La pulsera, que se conecta a una app de teléfono móvil, tiene dos botones: uno amarillo y otro azul. La idea es que pulses el amarillo si te sientes feliz, y el azul si estás triste.
Esta pulsera está especialmente dirigida a las empresas que desean controlar el bienestar del personal que trabaja desde casa. La idea es que los empleados se animen a llevar la pulsera (pueden negarse), y pulsar el botón correspondiente cuando lo consideren oportuno a lo largo de la semana laboral.
Los jefes pueden consultar un panel de control online para ver cómo se sienten los empleados. Dado que los jefes ya no pueden comprobar físicamente el estado de su equipo, Moodbeam espera llenar ese vacío.
La pregunta que surge es ¿qué probabilidad hay de que los empleados estén dispuestos a compartir cómo se sienten con su jefe?
Los creadores de la pulsera afirman que, efectivamente, muchos están dispuestos a hacerlo. «Pasamos de los datos anónimos a los identificables después de que las pruebas revelaran que la gente quiere ser identificada», afirma.
Una de las organizaciones que ahora utiliza Moodbeam es la organización benéfica británica Brave Mind. «Uno de los miembros del equipo se encontraba en una situación incómoda, con una gran carga de trabajo y desilusionado con lo que ocurría», dice el administrador. «
«No es algo que él hubiera señalado, y no nos habríamos enterado si no hubiéramos visto los datos,» afirma.
Se calcula que la depresión y la ansiedad costaba a la economía mundial 1 billón de dólares al año en pérdida de productividad antes de la pandemia, según la Organización Mundial de la Salud, por lo que la salud mental en el lugar de trabajo es una preocupación desde hace tiempo. Sin embargo, los confinamientos por el Covid-19 y el trabajo en casa parecen haber agravado el problema.