Todo lo que hace falta para inutilizar un vehículo autónomo sin conductor es un cono naranja
Dos personas vestidas de oscuro y con máscaras se lanzaron a una concurrida calle de San Francisco llevando un gran cono de tráfico naranja. Corrieron hacia un vehículo de transporte sin conductor y colocaron rápidamente el cono sobre el capó.
Las luces laterales del vehículo se encendieron y empezaron a parpadear en naranja. Y entonces, se quedó inmóvil.
Todo lo que hace falta para inutilizar un coche autónomo repleto de tecnología es un cono de tráfico. Si todo va según lo previsto, se quedará ahí, inmóvil, hasta que alguien venga y lo retire.
Un grupo anónimo de activistas llamado Safe Street Rebel es el responsable de este incidente y de decenas de otros en los últimos meses. El objetivo del grupo es incapacitar a los coches sin conductor que circulan por las calles de San Francisco como protesta por la utilización de la ciudad como campo de pruebas de esta tecnología emergente
Pensamos que poner conos en estos [coches sin conductor] era una imagen divertida que podría cautivar a la gente», dice uno de los organizadores. Uno de estos coches autoconducidos con miles de millones de dólares de inversión en capital riesgo e I+D, simplemente siendo inutilizado por un cono de tráfico común.
En los últimos dos años, los coches sin conductor se han hecho omnipresentes en San Francisco. Empezaron con conductores de seguridad a bordo, que estaban ahí para asegurarse de que todo funcionaba sin problemas. Y después, muchos coches empezaron a funcionar sin ningún humano.
Los coches se han saltado semáforos en rojo, han chocado por detrás a un autobús y han bloqueado pasos de peatones y carriles bici. En un incidente, docenas de coches confundidos se congregaron en un callejón sin salida, obstruyendo la calle. En otro, un Waymo atropelló y mató a un perro.
En su mayoría están dirigidos por Cruise, propiedad de GM, y Waymo, propiedad de la matriz de Google, Alphabet. Ambas empresas han invertido miles de millones de dólares en el desarrollo de estos vehículos autónomos.
Tanto Cruise como Waymo dicen que sus vehículos son mucho más seguros que los conductores humanos y que, en comparación con estos, han tenido relativamente pocos incidentes. Afirman que han recorrido millones de kilómetros sin conductor sin que se hayan producido víctimas mortales ni heridos mortales.
El boicot a los coches sin conductor encaja en una larga historia de protestas contra el impacto de la industria tecnológica en San Francisco. A lo largo de los años, los activistas han impedido que los autobuses de Google recogieran a sus empleados en la ciudad. Y cuando las empresas de patinetes inundaron las aceras con patinetes eléctricos, la gente los arrojó a la bahía de San Francisco.