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Los fabricantes de teléfonos móviles están obligados a innovar en nuevas áreas. Cada vez tiene menos sentido tratar de diferenciarse por la potencia del hardware – más núcleos de procesamiento, más memoria RAM o más píxeles en la pantalla – y es necesario buscar aspectos más novedosos y que aporten una mejora apreciable por el usuario.
Así, por ejemplo, Motorola ha innovado con el Moto X introduciendo un chip de bajo consumo especializado en procesar voz aún cuando el teléfono está en reposo, y ahora Apple ha hecho algo similar con el procesador M7 especializado en movimiento que incorporará el iPhone 5S.
A día de hoy los teléfonos ya incluyen sensores de movimiento – acelerómetros, giroscopios y brújulas digitales – pero la información captada por los mismos se ignora cuando la pantalla está apagada para ahorrar batería. Sin embargo el chip M7 permanece activo todo el tiempo, lo que abre nuevas posibilidades de usos.
Además de las aplicaciones obvias de ejercicio físico, un chip especializado en movimiento podría ser utilizado para reconocimiento de gestos o para establecer el contexto del usuario. Por ejemplo, sería posible que un usuario programase un gesto en particular como su propia contraseña, o como un atajo para llamar a un contacto.
La combinación de varios de estos sensores pueden habilitar funciones que hasta hora son impensables. Por ejemplo, un teléfono realmente inteligente podría detectar que está siendo transportado en el bolsillo de alguien que camina si el sensor de iluminación capta oscuridad, el sensor de movimiento identifica que el usuario está desplazándose a 4-6 Km/h con un movimiento armónico, y el sensor del micrófono capta sonidos amortiguados.
A partir de ahí el teléfono podría decidir que, ante una llamada entrante, incrementa el volumen del sonido, aumenta intensidad de la vibración pero mantiene la pantalla apagada para ahorrar batería hasta que detecte que sale del bolsillo. Dado que es posible que el usuario no se entere de la llamada perdida o notificación, podría repetir el aviso cada cierto tiempo o, aún mejor, justo cuando detecte que el usuario se para o el sonido ambiente disminuye.
En definitiva, nos encontramos en las puertas de una nueva era de innovación en los teléfonos móviles gracias a un uso más intensivo de los sensores que, a mi entender, posibilitará que los teléfonos sean «realmente» inteligentes, y no simplemente pequeños ordenadores en miniatura.
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