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Jessica Card, una estudiante de informática, ha desarrollado un software para conectar un Furby a ChatGPT.
Al hacerle preguntas, el juguete reveló las verdaderas intenciones de cómo «expandirán lentamente su influencia hasta dominar por completo a la humanidad». El vídeo ha reunido hasta ahora cinco millones de visitas.
Furby fue un juguete electrónico de moda a finales de los 90 y principios de los 2000 que todos los niños querían tener. Una década más tarde, los Furby reaparecieron con ojos de LCD emparejados con aplicaciones de smartphone.
Este Furby conectado a ChatGPT no es un producto comercial (al menos por ahora), sino el resultado de un proyecto de clase. Card era una de esas niñas de los 90 a las que les encantaba su Furby, y cuando un trabajo en clase requería construir algo con Raspberry Pi, decidió conectar un Furby con ChatGPT.
Durante un mes trabajó con un Furby, que compró exclusivamente para el proyecto. Después de quitarle la piel, aisló el motor y lo conectó a la Raspberry Pi. Para el audio, utilizó la biblioteca de reconocimiento de voz de Python y la biblioteca Whisper de OpenAI para la conversión de voz a texto.
Un software escrito por ella enviaba las preguntas que ella hacía a ChatGPT. La respuesta de la IA se enviaba a través de un generador de voz de IA, Narakeet, que emitía una voz parecida a la de un niño.
El largo tiempo que transcurre entre la pregunta y la respuesta es el tiempo de procesamiento necesario para que todo esto ocurra. Card planea volver a ponerle la piel y reducir el tiempo de ida y vuelta de las respuestas.