El CEO de Intel se retira tras tres años de declive
Intel, uno de los gigantes tecnológicos más emblemáticos, está en medio de una transición significativa tras el anuncio de la retirada inmediata de su CEO, Pat Gelsinger. Después de más de tres décadas de relación intermitente con la compañía, y solo tres años al frente como CEO, Gelsinger deja su cargo en un momento crítico.
La noticia de la salida de Gelsinger fue confirmada el pasado domingo. Sin un reemplazo definitivo en el horizonte, la junta directiva ha decidido nombrar a dos co-CEOs interinos: David Zinsner, director financiero de la empresa, y Michelle Johnston Holthaus, encargada de los productos, centros de datos e inteligencia artificial de Intel.
Este movimiento refleja la búsqueda de una nueva dirección estratégica tras años de desafíos tanto internos como externos.
Gelsinger regresó a Intel en 2021 con la esperanza de revitalizar la empresa. Aunque se desconoce si su decisión de retirarse fue voluntaria o resultado de presiones, su salida subraya que las estrategias actuales no han alcanzado las expectativas.
La retirada de Gelsinger coincide con un período tumultuoso para Intel. Durante su mandato, la compañía se enfrentó a la creciente presión de competidores como Nvidia en el ámbito de los chips de entrenamiento para inteligencia artificial y Qualcomm con sus procesadores ARM.
Además, tuvo que lidiar con problemas técnicos en sus chips de escritorio de 13ª y 14ª generación, despidos masivos y el lanzamiento poco impactante de su serie de chips Arrow Lake.
Desafíos recientes en la gestión de productos
Intel ha intentado mantenerse relevante en el competitivo mundo de los semiconductores, pero no sin tropiezos. El lanzamiento de los procesadores Arrow Lake en octubre fue una decepción, algo que la propia empresa reconoció públicamente.
Según Robert Hallock, vicepresidente de inteligencia artificial y marketing técnico de clientes de Intel, se detectaron problemas multifactoriales a nivel del sistema operativo y BIOS que afectaron el rendimiento esperado.
A pesar de estos desafíos, Intel logró avances con sus chips Lunar Lake, que mejoraron el rendimiento y la duración de la batería en dispositivos X86. Sin embargo, la adopción de algunos de sus procesadores más potentes, como la serie Intel Core Ultra 2, ha sido limitada debido a su alto coste y enfoque en nichos específicos.
Un panorama competitivo
La competencia en el mercado de los semiconductores se ha intensificado en los últimos años. Nvidia ha consolidado su liderazgo en el ámbito de la inteligencia artificial, mientras que Qualcomm y su tecnología ARM han cambiado las reglas del juego con procesadores como los Snapdragon X Elite, respaldados por Microsoft. Esto ha puesto en jaque el dominio histórico de Intel y su arquitectura X86 en el mercado de PCs.
A pesar de los retos, Intel ha asegurado inversiones significativas, incluyendo 8.500 millones de dólares del CHIPS Act de EE. UU., destinados a construir nuevas plantas en Arizona y fortalecer su capacidad de fabricación.
