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Vemos tantos anuncios de nuevos smartphones cada semana, que a menudo nos olvidamos de los dispositivos que han sido lanzados hace unos pocos meses. Sin embargo, la gente que anda buscando un nuevo smartphone no se decide siempre por lo último que ha salido al mercado, sino que muchas veces los smartphones de hace unos meses son tan buenos o mejores que los más recientes.
Por eso hoy hemos querido echar un nuevo vistazo al LG G5, un smartphone que tuve oportunidad de probar por primera vez durante su anuncio en el Mobile World Congress y que analicé a fondo hace unos seis meses.
Cuando salió el LG G5 al mercado, el Galaxy S7 llevaba ya un tiempo en el mercado y, por tanto, las comparación entre ambos terminales era obligada. Mientras que el terminal de Samsung jugó a hacer pequeñas pero importantes mejoras respecto a su antecesor, el terminal estrella de LG apostó por sorprender con un diseño modular.
Si no has leído el análisis del LG G5, este es un resumen de los puntos fuertes y débiles que identificamos:
- Construcción de calidad
- Pantalla nítida brillante y siempre encendida
- Hardware muy potente
- Soporte tarjetas micro-SD
- Cámara de gran rendimiento
- Carga rápida QC 3.0
- Mejoras sobre Android
- Lector de huella dactilar
- Radio FM y emisor de infrarrojos
- Módulos LG Friends
- Diseño menos sofisticado
- Pantalla ligeramente azulada y con colores saturados
- Autonomía poco destacable
- Lector de huella en la parte de atrás
- Sin carga inalámbrica
- Sin resistencia frente al agua
Un segundo vistazo a los puntos negativos
Una de las principales críticas que ha recibido el LG G5 tiene que ver con su aspecto, que no cuenta con un diseño tan atractivo como el del Galaxy S7 edge o el HTC 10, por citar algunos.
Mientras que la parte de delante es bastante atractiva, el diseño de la parte de atrás no acaba de convencer. Quizás sea por las protuberancias en las que se encuentran ubicadas las cámaras traseras y el lector de huella, o por la extraña carita que parecen formar las dos cámaras (ojos) y el lector de huella (boca), pero no es tan resultón como otros smartphones.
La posición del lector de huella en la parte de atrás nunca me ha convencido demasiado, aunque reconozco que es cuestión de gustos. Acostumbro a trabajar con el teléfono apoyado encima de la mesa y, por tanto, me resulta más cómodo desbloquear los teléfonos usando el botón de Inicio. A la larga te acostumbras, pero no es una posición que me agrade.
Como comentamos durante el análisis, la pantalla del LG G5 tiene un cierto tinte azulado y los colores están algo más saturados de lo que deberían, tal y como pudimos comprobar con un colorímetro profesional.
Otro de los aspectos mejorables del LG G5 tiene que ver con su batería, que tiene una capacidad algo escasa en comparación con otros smartphones.
Desde luego no es el mejor smartphone para largas tardes jugando a Pokémon GO, aunque aguanta bien una jornada con un uso normal. Los días intensos requiere una recarga obligada a última hora de la tarde si vas a salir por la noche.
Algo que echo de menos es la ausencia de carga inalámbrica, aunque esta tecnología no ha acabado de popularizarse y, en realidad, son pocos los smartphones que cuentan con esta característica.
Por último, el LG G5 no es resistente al agua, aunque a decir verdad no es una característica que uno use todos los días. Ahora bien, si un día se cae al agua, seguro que lo echo de menos.
Un segundo vistazo a los puntos positivos
Como ya hemos comentado, el LG G5 posee un cuerpo de metal con una construcción de gran calidad, a pesar de que no es tan atractivo como algunos de sus rivales.
El LG G5 aguanta muy bien el paso del tiempo. Tras seis meses con él, su superficie está prácticamente intacta y no se nota para nada el paso del tiempo. No todos los teléfonos aguantan de igual forma. En el Galaxy S7 edge, por ejemplo, los rasguños quedan bastante marcados en el botón Inicio.
Aunque su nivel de brillo en interiores llega hasta unos (poco espectaculares) 400 nits, cuando detecta la luz del sol activa el modo Daylight y alcanza los 850 nits. Esto hace que a plena luz del día podamos ver la pantalla con más facilidad que en otros smartphones.
Además, cuando el teléfono está bloqueado, la pantalla permanece activa, por lo que podemos ver siempre la hora y notificaciones pendientes de leer. Esto resulta muy útil, aunque cuesta un poco ver bien la pantalla desde un ángulo porque el blanco de las letras es muy apagado.
El hardware del LG G5 sigue siendo muy potente, aunque ya empiezan a aparecer smartphones con procesadores algo más potentes y con más memoria RAM. Sin embargo, siendo realistas, a día de hoy cualquier smartphone de gama alta tiene muchísima más potencia de la que cualquier aplicación o juego necesita, por lo que el LG G5 va bien servido.
Al cabo de los meses, las fotografías y los vídeos tomados con el teléfono van ocupando espacio, especialmente si grabas con resolución 4K, por lo que pasados seis meses agradezco mucho que el LG G5 cuente con un compartimento para tarjetas micro-SD de hasta 256GB.
Hablando de fotografía, la cámara del LG G5 es espectacular. Todavía no he encontrado un smartphone que sea capaz de tomar unas instantáneas con una calidad comparable en escenas de poca luz – ni el Galaxy S7, ni el Huawei P9 ni el iPhone 7 Plus. Si quieres ver un ejemplo, hicimos una comparativa de las ocho mejores cámaras hace unas pocas semanas.
En cuanto a la doble cámara, la verdad es que apenas he dado uso a la cámara de gran angular. Puestos a incorporar dos cámaras, creo que LG habría hecho mejor en seguir la aproximación del iPhone 7 Plus, que gracias a las dos cámaras puede hacer zoom óptico hasta 2x y capturar retratos con el fondo desenfocado.
Como hemos comentado antes, la capacidad de la batería no es demasiado grande en comparación con otros smartphones pero, al menos, es compatible con QuickCharge 3.0 y puede cargarse rápidamente, en solo 1 hora y 20 minutos por completo.
Tampoco debemos olvidar que el LG G5 cuenta con una batería reemplazable, por lo que podemos sustituirla por una nueva batería cuando su capacidad se deteriore. Las baterías pierden en torno a un 20% de su capacidad tras 300-500 ciclos completos de carga, es decir, poco más de un año, y en teléfonos con baterías integradas no podemos hacer nada para evitarlo.
Los fabricantes no siempre hacen un buen trabajo con las capas de personalización de Android, pero la de LG es bastante agradable – aunque quizás con una abundancia excesiva de colores pastel para mi gusto.
Incorpora algunas funciones útiles – como Smart Settings, Smart Notice, Smart Cleaning, el Teclado de LG, la Tecla de Acceso Directo, etc. – y, en general, resulta cómoda de usar en el día a día. Además, parece que algunos LG G5 ya han comenzado a recibir Nougat, así que este podría ser uno de los primeros smartphones en actualizar a la nueva versión de Android.
¿Y qué pasa con los módulos LG Friends?
Cuando analicé el LG G5 hace seis meses, opiné que LG había roto moldes lanzando un smartphone con la capacidad de acoplar módulos para mejorar sus funcionalidades. Era algo nunca visto hasta la fecha, aunque posteriormente Motorola siguió esta misma línea con gran acierto.
De partida el LG G5 llegó con varios LG Friends– el módulo de cámara LG Cam Plus, el módulo de sonido LG Hi-Fi Plus, el módulo de realidad virtual LG 360 VR y la cámara de 360 grados LG 360 Cam – y he tenido oportunidad de utilizar con frecuencia el LG Hi-Fi Plus, que mejora notablemente la calidad del sonido, y ocasionalmente el LG 360 VR.
Lamentablemente, LG no ha seguido lanzando nuevos LG Friends, por lo que no está claro si la apuesta de LG por los módulos proseguirá en futuros smartphones o todo quedará en un experimento.
Balance final
El material promocional del LG G5 se ha centrado siempre en sus accesorios modulares LG Friends, la gran apuesta de la compañía para diferenciar a su buque insignia. Sin embargo, en mi opinión, el LG G5 posee otras cualidades que merecen más atención que sus módulos.
El extraordinario brillo de su pantalla bajo la luz del sol, la presencia permanente de notificaciones en su Pantalla Siempre Activa, la elevada potencia de su hardware, la resistencia de sus materiales ante el paso del tiempo y la increíble calidad de su cámara en condiciones de poca luz son aspectos en los que el LG G5 destaca frente a la mayoría de sus rivales.
La autonomía sigue siendo una asignatura pendiente del LG G5 y hay ciertas ausencias – carga inalámbrica, resistencia al agua, fidelidad de los colores en pantalla y un diseño menos atractivo – que son aspectos a mejorar para el futuro LG G5.
En definitiva, si andas buscando un teléfono muy competente, el LG G5 sigue siendo una excelente opción, más aún teniendo en cuenta que ahora puedes hacerte con él por poco más de 400 euros.