No somos dueños de lo que compramos: La lección que nos ha enseñado Arlo

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El concepto de «propiedad» ha cambiado notablemente en los últimos años. Como ahora todo depende de la nube, las empresas pueden dejar de dar soporte a los dispositivos en cualquier momento, dejando a los usuarios con pisapapeles muy caros.

El último ejemplo de este fenómeno nos llega por cortesía del fabricante de timbres y cámaras de vigilancia Arlo, que ha anunciado que la compañía está eliminando numerosas funciones de sus cámaras Arlo para ahorrar costes.

La actualización forma parte de la nueva «política de fin de vida útil» de Arlo, que se reserva el derecho de eliminar todas las funciones en la nube — incluidas las notificaciones push, las alertas por correo electrónico u otros «servicios o funciones incluidos» — de cualquier cámara con más de cuatro años de antigüedad.

Muchos de estos usuarios compraron estos productos específicamente porque prometían funcionalidad gratuita en la nube.

Así lo explica Arlo en un correo electrónico enviado a sus usuarios:

Estas cámaras pueden seguir siendo operativas después del 1 de abril de 2023 por todos los propietarios existentes de Arlo para transmitir vídeo en directo, recibir notificaciones de movimiento y almacenar clips de vídeo localmente con una estación base Arlo compatible.

Estas cámaras también pueden utilizar el nuevo almacenamiento en la nube de Arlo, que está disponible con el servicio de suscripción Arlo Secure, aunque las propias cámaras EOL’d pueden perder algo de funcionalidad con el tiempo, ya que no se les proporcionará más actualizaciones de firmware.

Básicamente, Arlo está informando a los usuarios de que tienen que pagar una cuota de suscripción si quieren que la cámara que compraron siga funcionando con normalidad.

Si no, les tocará utilizar el almacenamiento local (una función que puede que ni siquiera funcione con muchos de estos modelos). Todo básicamente porque Arlo quiere tanto llevar a los usuarios a los servicios de suscripción, como recortar costes a la hora de dar soporte a sus propios productos.

En general, no es una buena tendencia, ya que este tipo de recorte de gastos también suele extenderse a las actualizaciones de seguridad de dichos productos.

Es probable que Arlo se enfrente a una demanda colectiva, que es lo que suele esperar a las empresas que empiezan a cobrar a los usuarios por funciones que antes eran gratuitas.

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