OpenAI está a 12 meses de la bancarrota: Los costes de ChatGPT son inabordables
OpenAI, la empresa detrás del popular chatbot ChatGPT, alcanzó un hito impresionante al llegar a los 100 millones de usuarios en febrero de 2023, apenas unos meses después de su lanzamiento oficial en noviembre del año anterior.
Este crecimiento la convirtió en la aplicación de más rápido crecimiento en la historia, hasta la llegada de Threads. La influencia de ChatGPT en la cultura popular y la significativa inversión de 13.000 millones de dólares de Microsoft en OpenAI, harían pensar que la empresa de Sam Altman goza de una estabilidad financiera considerable.
Sin embargo, el éxito de OpenAI está impulsado por un gasto financiero masivo. Mantener en funcionamiento a ChatGPT cuesta alrededor de 700.000 dólares diarios, y es probable que esta cifra aumente con el tiempo.
Un informe de The Information, basado en datos financieros previamente no divulgados, indica que OpenAI está en camino de gastar 7.000 millones de dólares en sus modelos de entrenamiento de inteligencia artificial, mientras que sus costes de personal ascienden a 1.500 millones de dólares. La publicación afirma que la compañía podría perder 5.000 millones de dólares este año y, a menos que logre recaudar más capital, podría quedarse sin dinero en un plazo de 12 meses.
A pesar de generar hasta 2.000 millones de dólares a partir de ChatGPT y alrededor de 1.000 millones de dólares en tarifas de acceso a sus modelos de lenguaje, estos ingresos apenas cubren sus costes operativos.
La visión de Sam Altman sobre el futuro es clara, a pesar de los costes:
No me importa si quemamos 50.000 millones de dólares al año, estamos construyendo AGI (inteligencia artificial general) y valdrá la pena,
Además, un creciente número de analistas de la industria sostienen que la inteligencia artificial generativa podría ser una burbuja que estallará en los próximos 12 meses. Algunos inversores ya están cuestionando cuánto tiempo más Nvidia puede mantener sus altos niveles de crecimiento, que la han catapultado al tercer lugar de las empresas más valiosas del mundo.
A pesar de los problemas inherentes, como la incapacidad de generar retornos de inversión, las alucinaciones y la necesidad de más centros de datos debido a su enorme consumo de energía, el entusiasmo por la inteligencia artificial generativa no muestra signos de desaceleración.