Pensaba que hablaba con su Director Financiero, pero esta estafa con deepfake que le costó 23M de euros
Un trabajador financiero en Hong Kong se encontró víctima de una estafa multimillonaria a través de una videollamada. Lo que parecía ser una reunión legítima con varios colegas y el Director Financiero de la empresa resultó ser un deepfake elaborado.
El empleado fue engañado para transferir más de 23 millones de euros a estafadores desconocidos, según informó CNN.
Baron Chan Shun-ching, un funcionario de la policía de Hong Kong, reveló a los medios de comunicación el viernes que en esta «videoconferencia con múltiples personas, resultó que todos [los participantes] eran falsos.»
Aunque la policía de Hong Kong no ha identificado públicamente a la empresa ni al trabajador afectado, este caso se destaca como una de las estafas financieras más grandes utilizando la tecnología deepfake hasta la fecha.
El empleado recibió varios correos electrónicos del Director Financiero de la empresa solicitándole transferir los 23,8 millones de euros. A pesar de sus sospechas iniciales sobre un posible intento de phishing, la aparente autenticidad de la videollamada lo convenció de la legitimidad de la solicitud.
Las autoridades indicaron que el empleado reconoció a varias personas en la llamada, todas las cuales parecían y sonaban como sus colegas. Solo descubrió la estafa cuando se comunicó con la sede corporativa más tarde esa semana.
Se cree que los participantes en la reunión fueron recreados digitalmente utilizando material público disponible de las personas involucradas, según el South China Morning Post. Se sospecha que varios empleados fueron blanco de este tipo de estafa en la misma empresa.
El departamento de policía de Hong Kong destacó que este caso es solo uno de los muchos que involucran estafas con tecnología deepfake. Hasta ahora, se han realizado seis arrestos en relación con este tipo de fraudes.
Un inspector senior del departamento de policía de Hong Kong recomendó diversas maneras de verificar la autenticidad de una persona, como pedirle que mueva la cabeza o realizar preguntas específicas.
En la era de los deepfakes, estas tácticas incómodas pueden volverse necesarias para garantizar la autenticidad de las interacciones virtuales.