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El director ejecutivo de Uber, Travis Kalanick, mandó desconectar los sistemas informáticos de Ámsterdam de la red interna de Uber, haciendo que los datos fueran inaccesibles para las autoridades cuando éstas entraron en su sede europea, según una investigación.
«Por favor, pulsa el botón de pánico ya», envió Kalanick en un correo electrónico a un subordinado para que bloqueara los ordenadores portátiles de la oficina y otros dispositivos de los sistemas internos de Uber. «Hay que cerrar el acceso en AMS», en referencia a Ámsterdam.
El uso por parte de Uber del «botón de pánico» es solo un ejemplo de cómo la empresa empleó herramientas tecnológicas para evitar que las autoridades investigaran con éxito las prácticas comerciales de la empresa que hizo saltar por los aires la industria mundial del taxi, según los documentos.
Durante esta época, las redadas del gobierno se producían con tal frecuencia que la empresa distribuía un Manual de Redadas a los empleados sobre cómo responder. Entre ellos, «Lleva a las autoridades a una sala de reuniones que no contenga ningún archivo» y «Nunca dejes solos a las autoridades.»
Estos documentos forman parte de los Archivos Uber, un conjunto de 18,7 gigabytes de datos obtenido por The Guardian y compartido con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. Los archivos, que abarcan de 2013 a 2017, incluyen 83.000 correos electrónicos y otras comunicaciones, presentaciones y mensajes de chat.
La empresa también utilizó un programa llamado Greyball para evitar que las autoridades llamaran a los coches de Uber y, potencialmente ,los confiscaran y arrestaran a sus conductores.
Utilizaba una tecnología llamada «geofencing» que, basándose en los datos de localización, bloqueaba el uso ordinario de la aplicación cerca de las comisarías de policía y otros lugares donde las autoridades pudieran estar trabajando.
Uber ha reconocido que la compañía cometió numerosos errores durante el tiempo cubierto por los archivos, una época en la que Kalanick, que fue destituido por la junta directiva en 2017, dirigió la empresa.
«No hemos dado y no daremos excusas por comportamientos pasados que claramente no están en línea con nuestros valores actuales», dijo la vicepresidenta senior de la compañía, Jill Hazelbaker. «En su lugar, pedimos al público que nos juzgue por lo que hemos hecho en los últimos cinco años y por lo que haremos en los próximos».