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Tres años después del inicio de la invasión rusa a Ucrania, Reino Unido se ha unido a la Unión Europea en una nueva ola de sanciones comerciales.
Esta vez, las restricciones apuntan directamente a la exportación de productos tecnológicos, incluyendo controladores de videojuegos y otros dispositivos electrónicos de consumo. El objetivo declarado: debilitar las capacidades militares de Rusia.
Aunque podría parecer curioso, las autoridades británicas han identificado que Rusia utiliza controladores de videojuegos comerciales para operar drones en ataques aéreos sobre Ucrania. Mientras el Pentágono emplea controles personalizados para sus sistemas militares, las fuerzas rusas continúan recurriendo a mandos fabricados en Occidente.
Para frenar esta práctica, Reino Unido ha decidido prohibir la exportación de estos dispositivos. Según Stephen Doughty, Ministro de Estado para Asuntos Exteriores, Rusia ha explotado durante demasiado tiempo los mercados de consumo británicos para adquirir productos aparentemente inofensivos y darles un uso militar.
La prohibición de controles de videojuegos forma parte de un conjunto de 150 nuevas sanciones comerciales que Reino Unido acaba de anunciar, siguiendo la estrategia previamente impulsada por la Unión Europea. El objetivo es impedir que Rusia siga esquivando las restricciones comerciales para abastecerse de tecnología que refuerce su maquinaria militar.
Entre los nuevos productos vetados se encuentran también software para exploración de combustibles fósiles, productos químicos, componentes electrónicos, metales, maquinaria y herramientas de software relacionadas con los sectores energético y de defensa. Todas estas tecnologías podrían ser utilizadas para potenciar la producción de armamento en Rusia.
Estas nuevas medidas buscan no solo cortar el suministro de tecnología militar a Rusia, sino también aumentar la presión diplomática en un momento crítico de la guerra. Al apuntar a productos de consumo que han sido reutilizados para fines bélicos, el Reino Unido y la Unión Europea envían un mensaje claro: cualquier recurso que fortalezca la maquinaria de guerra rusa será bloqueado.