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Sam Altman, CEO de Open AI, está cortejando a los Emiratos Árabes Unidos para conseguir hasta 7 billones de dólares (7.000.000.000.000 dólares) para su negocio de chips e inteligencia artificial.
Según The Register, es suficiente dinero «para devorar a Nvidia, TSMC, Broadcom, ASML, Samsung, AMD, Intel, Qualcomm y todos los demás fabricantes de chips, diseñadores, titulares de propiedad intelectual y vendedores de equipos de consecuencia, y aún tener billones de sobra».
Pero Altman no solo pretende convertirse en el Rockefeller de nuestros tiempos, dueño de todo. Quiere fabricar cosas, específicamente las GPU (unidades de procesamiento gráfico) que requieren los sistemas de aprendizaje automático.
Esto significa construir unidades de fabricación de semiconductores (fabs), que cuestan alrededor de 20.000 millones cada una y tardan cuatro o más años en ponerse en marcha y ser productivas. También requieren personal altamente calificado. Además, estas plantas son grandes consumidoras de agua, en un mundo que se está quedando rápidamente sin ella.
Para muchos, sin embargo, esta podría ser la única solución para arreglar un mundo que está irreparablemente estropeado. Están encantados con la inteligencia artificial porque creen que finalmente ha llegado una tecnología que aparentemente podría arreglarlo todo: crecimiento económico, atención médica, productividad, educación e incluso la crisis climática.
La única dificultad es que esta tecnología mágica necesita cantidades inconcebibles de datos y potencia de cálculo. Nuestro futuro, al parecer, depende de cantidades infinitas de lo que la industria ahora llama «cómputo», y Altman es elogiado porque solo él ha tenido el valor de decir en voz alta cuánto se necesita para salvar la civilización.