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Hemos visto historias extrañas a lo largo de los años, pero este intento de reclasificar uno de los teléfonos móviles más vendidos como algo que no es un teléfono está a la altura de las mejores.
Según la web MoneyWeb, Samsung decidió que que, para beneficiarse de unos aranceles de importación más bajos y reclamar así una devolución de impuestos, el Galaxy S7 no es un teléfono.
La compañía presentó el siguiente razonamiento al Servicio de Impuestos de Sudáfrica (SARS), afirmando que el Galaxy S7 es ante todo un «aparato que permite la conexión a una red de comunicación inalámbrica para la transmisión o recepción de voz u otros sonidos, imágenes o datos, pero no es un teléfono para redes celulares».
O sea, que no es un teléfono, sino algo más pareido a un ordenador de bolsillo.
Sin embargo, SARS argumentó que el Galaxy S7 era un teléfono por varias razones. Entre ellas, que es lo suficientemente pequeño como para llevarlo en la mano, que tiene un altavoz y un micrófono dispuestos como en un teléfono, una ranura SIM para conectarse a las redes celulares para hacer llamadas, un teclado por software y la capacidad de hacer, recibir y terminar llamadas.
La autoridad fiscal también dijo que se podían seguir haciendo llamadas a través de servicios como WhatsApp y Skype.
El juez Nomonde Mngqibisa-Thusi también dio la razón a SARS:
La afirmación de la demandante de que el producto no es un teléfono para redes celulares, sino una máquina parecida a un ordenador portátil o de sobremesa, no es sincera, teniendo en cuenta que la demandante ha admitido que su producto tiene funciones de telefonía.
El hecho de que el producto tenga funciones que se encuentran en los ordenadores portátiles y de sobremesa no desvirtúa su función principal de ser un teléfono para redes celulares.
La solicitud de Samsung de devolución de impuestos fue desestimada con costas, aunque no se sabe cuánto le costará a Samsung el intento fallido.