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En un mundo donde la interacción humana es esencial para los negocios, la inteligencia artificial ha resultado ser la respuesta lucrativa a una empresa española.
Aitana López, una mujer de 25 años de Barcelona, es descrita por sus creadores como la primera modelo de IA española.
La agencia de influencers The Clueless se inspiró para diseñarla porque encontraron a los modelos e influencers de la vida real demasiado poco fiables y difíciles para trabajar con ellos.
Lo hicimos para poder ganarnos la vida mejor y no depender de otras personas que tienen egos, manías o que solo quieren ganar mucho dinero posando.
Diana Núñez, co-fundadora de The Clueless, explicó a Fortune en un correo electrónico que se sorprendieron principalmente por los «costes disparados» de esos influencers.
Eso nos hizo pensar, ‘¿Qué tal si creamos nuestro propio influencer?’ Y bueno, lo demás es historia: accidentalmente creamos un monstruo. Aunque uno hermoso.
Aitana tiene 122.000 seguidores en Instagram, donde su perfil indica que es creadora digital. Una actualización en su historia incluso muestra un tazón de desayuno de la vida real, ya que sus creadores buscan darle la ilusión de una vida.
Incluso después de que los medios revelaran que era una creación de IA, muchos seguidores aún expresaron su amor por ella. La clave está en crear una personalidad con la que sus seguidores sientan una conexión genuina.
Ha resultado ser un negocio altamente lucrativo para la compañía. Aitana genera un promedio de 3.000 euros al mes, llegando en una ocasión a 10,000 euros. La mayor parte de este dinero proviene de anuncios en redes sociales, y Aitana también se ha convertido en embajadora de una marca de suplementos deportivos.
La inversión en crear una personalidad y una «vida» para Aitana también resultó ser convincente. Cruz afirma que incluso un famoso actor latino llamó a la agencia para invitarla a salir.
Aunque Aitana sea la primera de su tipo en España, no es en absoluto una anomalía. Las compañías de IA llevan tiempo viendo oportunidades en comercializar modelos generadas por ordenador, cada vez más difíciles de distinguir de sus contrapartes humanas.
Lu do Magalu, una modelo brasileña generada a partir de arte 3D de IA, cuenta con 6,6 millones de seguidores en redes sociales, mientras que Lil Miquela, etiquetada como una robot de 23 años que vive en Los Ángeles, tiene 2,7 millones de seguidores.
Caryn Marjorie, una influencer de 23 años, explicó a Fortune cómo creó una versión de IA de sí misma que sirvió como novia virtual para 1.000 hombres. Los clientes de CarynAI pagan 1 dólar por minuto de tiempo con la virtual Marjorie, descrita por sus propietarios, y en la primera semana generó 72.000 dólares.
El ascenso de estas personalidades artificiales plantea interrogantes sobre hacia dónde nos dirigimos en el mundo de las redes sociales. A medida que la IA se vuelve más sofisticada, ¿estamos preparados para las implicaciones éticas y emocionales que conlleva esta interacción? Es un territorio desconocido, pero sin duda, apasionante.