Un equipo de la Universidad de Oxford desarrolla un sistema de conducción autónoma de bajo coste

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Un equipo de la Universidad de Oxford se ha propuesto como meta desarrollar un sistema de conducción autónomo que tenga un precio razonable y que se pueda incluir en el proceso de fabricación de vehículos de manera sencilla. Para conseguir esto, el sistema tiene que ser auto-suficiente, utilizar componentes estándar y tener un grado de inteligencia artificial.

El modelo que han elegido para las pruebas es un Nissan LEAF modificado para que todo pueda ser accionable eléctricamente, por ejemplo los intermitentes.

El coche aprende la ruta y monitoriza constantemente el área alrededor del vehículo para tomar decisiones. No utiliza GPS porque los satélites no están siempre disponibles, el sistema GPS no proporciona información suficientemente detallada para la conducción y tampoco informa sobre lo que sucede alrededor del vehículo. En su lugar, utiliza un par de cámaras y dos láseres bajo los parachoques delanteros y traseros.

Estos sensores suministran la información a tres ordenadores que son el cerebro de este sistema. Uno de ellos es un iPad, que actúa como interfaz de usuario para mostrar avisos que requieran intervención humana o para ofrecerse a conducir si conoce la ruta. El LLC (Low Level Controller) y, especialmente, el MVC (Main Vehicle Computer) son los que realmente realizan la conducción.

Los sensores y los ordenadores permiten generar un mapa tridimensional de la ruta, que es a su vez poblada con información semántica como el tipo de carretera, señales de tráfico, semáforos, carriles e imágenes aéreas. El sistema puede conectarse a Internet para descargar actualizaciones y solamente cuando ha sido entrenado y tiene suficiente información, se ofrece a conducir por sí mismo.

El sistema utiliza cálculos de probabilidades y auto-aprendizaje para construir y calibrar modelos matemáticos de conducción. Monitoriza la carretera para identificar coches, peatones y obstáculos barriendo un ángulo de 85 grados por delante 13 veces por segundo a una distancia de 50 metros. Identifica qué objetos hay, dónde están y hacia donde se mueven, y frena y para el coche si encuentra un obstáculo, reanudando la marcha cuando se ha movido. Si es necesario, el conductor puede tomar control pulsando el pedal de freno.

El equipo de investigadores cree que en un futuro inmediato se podrá integrar este sistema de conducción autonómica en el proceso estándar de fabricación de coches. Estiman que el precio podría reducirse de £5,000 a sólo £100.

A continuación incluimos un vídeo que muestra al sistema funcionado y una pequeña galería de fotografías.

Fuente: MRG

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