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Una familia de Nueva Zelanda que reservó un alojamiento en Irlanda mediante Airbnb a descubrió una cámara oculta en el salón.
Una vez que la familia deshizo las maletas, Andrew Barker, que trabaja en el departamento de seguridad IT de una empresa, escaneó la casa en busca de redes WiFi. El escaneo descubrió una cámara y, al conectarse a ella, pudo acceder a una retransmisión en vivo de su propio salón.
A través de la imagen del vídeo, la familia identificó la ubicación de la cámara, que estaba oculta en lo que parecía ser un detector de monóxido de carbono. La familia publicó una imagen en Facebook mostrando la ubicación de la cámara en el salón y una captura del vídeo.
La familia se mudó a un hotel y contactó con Airbnb y el dueño de la propiedad, quien explicó que la cámara del salón era la única de la casa. No está claro si el dueño estaba grabando la transmisión de vídeo, escuchando el audio, monitorizando a la familia o algo peor.
Inicialmente Airbnb no dio mayor importancia al hallazgo y lo trató como una cancelación de la reserva. Más adelante, Airbnb retiró la propiedad de su portal y prometió investigar lo sucedido.