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Con la sorprendente calidad de vídeos deepfake como el que protagonizó recientemente Lola Flores para un anuncio, no es difícil imaginar que puedan utilizarse con fines perjudiciales y que puedan plantear un sinfín de problemas legales en el futuro.
Eso es lo que hizo Raffaela Spone, una madre estadounidense, que utilizó la tecnología deepfake para supuestamente difamar a las rivales de su hija en el equipo de animadoras.
Según las acusaciones, Spone creó fotos y vídeos de las rivales de su hija utilizando la tecnología deepfake para mostrarlas desnudas, bebiendo y fumando, y envió el contenido a su entrenador.
La mujer ha sido acusada de múltiples cargos de acoso después de que los investigadores se dieran cuenta de que los vídeos y las fotos estaban manipulados.
Las investigaciones condujeron a una dirección IP que fue rastreada hasta el domicilio de Spone. Según el entrenador, «Tenemos políticas muy bien establecidas, y una política antiacoso muy estricta en nuestro programa. Cuando este incidente llegó a nuestro conocimiento el año pasado, iniciamos inmediatamente nuestra propia investigación interna y tomamos las medidas oportunas en su momento.»
El Departamento de Policía dijo que creía que su hija no estaba al tanto de los supuestos incidentes.
Científicos de la Universidad de Búfalo han desarrollado una herramienta que permite identificar si una imagen ha sido manipulada mediante el análisis de los reflejos de la luz en los ojos de una persona.
«Los dos ojos deberían tener patrones de reflexión muy similares porque están viendo lo mismo», explica el autor principal. «Es algo que no solemos notar cuando miramos una cara».
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