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De aquí a un mes, Samsung no podrá vender ciertos smartphones en Estados Unidos. Por suerte para la compañía, los teléfonos afectados son tan antiguos que la orden judicial no tendrá ningún efecto sobre el mercado.
La resolución judicial es parte de la disputa legal que enfrenta a Apple y Samsung, y que comenzó hace casi cinco años. Varios teléfonos de Samsung, entre los que se encuentran en el Galaxy S II y el Galaxy S III, infringen algunas patentes de Apple.
Una de las patentes que infringen estos teléfonos es la de «enlaces rápidos», que termina el 1 de febrero de 2016. Dado que existe un periodo de gracia de 30 días, Samsung puede ignorar esta patente.
Otra de las patentes es la de «deslizar para desbloquear». Solo tres teléfonos Samsung cuentan con una funcionalidad que infringe esta patente de Apple, y la compañía ya no utiliza este mecanismo de desbloqueo.
Por último, la patente de autocorrección es otra que Samsung tendrá que solventar, aunque solo afecta a teléfonos antiguos como Admire, Galaxy Nexus, y Galaxy S II.
Todavía hay sitios donde se comercializan estos teléfonos, pero no parece probable que a Samsung le preocupen mucho estos dispositivos.
Lo importante es que este caso ha demostrado que es posible forzar a un competidor a eliminar funcionalidades de sus smartphones a través de las patentes. Sin embargo, si las futuras disputas sobre patentes se toman tanto tiempo en ser resueltas, como ha ocurrido en este caso, no parece que sea un arma muy poderosa.
«Estamos muy decepcionados,» ha indicado un portavoz de Samsung a Bloomberg. «Aunque esto no tendrá impacto en los consumidores americanos, es otro ejemplo de Apple abusando del sistema judicial para crear un mal precedente legal, que puede dañar el poder de decisión de los clientes e el futuro.»