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Setenta y cinco años es mucho tiempo. Tanto que la mayoría de nosotros no recuerda una época anterior al transistor, un elemento omnipresente en cualquier dispositivo electrónico moderno.
El transistor nunca habría llegado a ser tan útil y tan omnipresente si la industria de los semiconductores no hubiera conseguido hacerlo pequeño y barato.
El cambio más evidente en la tecnología de los transistores en los últimos 75 años ha sido la cantidad que podemos fabricar. Reducir el tamaño del dispositivo ha sido un esfuerzo titánico y de gran éxito, pero el tamaño no es la única característica que los ingenieros han ido mejorando.
En 1947, sólo había un transistor. Según las previsiones de TechInsight, la industria de los semiconductores va camino de producir este año casi 2.000 millones de trillones (10²¹) de dispositivos. Esto supone más transistores que los que se fabricaron acumulativamente en todos los años anteriores a 2017.
Detrás de esta cifra apenas concebible está la continua reducción del precio de un transistor, ya que los ingenieros han aprendido a integrar cada vez más de ellos en la misma área de silicio.
La densidad de transistores en los circuitos lógicos se ha multiplicado por más de 600.000 desde 1971. Para reducir el tamaño de los transistores es necesario utilizar longitudes de onda más cortas, como el ultravioleta extremo, y otras técnicas de litografía para reducir el espacio entre las puertas de los transistores y entre las interconexiones metálicas.
En el futuro, lo que cuenta es la tercera dimensión, en la que los transistores se construirán unos encima de otros. Esta tendencia tiene más de una década de antigüedad en la memoria flash, pero sigue siendo el futuro de la lógica.